El Experimento de Milgram y su Relevancia en la Explotación Psicológica Infantil -Trata de Inocentes-
En 1961, Stanley Milgram, en la Universidad de Yale, realizó un experimento sobre la obediencia a la autoridad. Reclutó participantes mediante anuncios y, a través de símbolos de autoridad como batas blancas, logró que obedecieran órdenes incluso contra sus principios morales. Un elemento clave del estudio fue el engaño: los participantes creían que administraban descargas eléctricas peligrosas a otros, lo que les generó estrés y angustia. Este experimento generó un debate ético sobre los límites de la investigación psicológica y evidenció cómo las instituciones académicas pueden usar su prestigio para legitimar prácticas cuestionables. Su legado es un recordatorio de la importancia de la ética en la psicología, especialmente en contextos donde la falta de regulación permite abusos. En México, este fenómeno se refleja en la explotación psicológica de menores dentro de entornos educativos, donde instituciones se valen de su autoridad para encubrir prácticas dañinas.
El Experimento de Henry Murray y sus Consecuencias Psicológicas
En 1959, Henry Murray, psicólogo de la Universidad de Harvard, llevó a cabo un experimento con alarmantes similitudes con los abusos denunciados en la "Trata de Inocentes". En este estudio, estudiantes fueron sometidos a intensos ataques psicológicos para analizar el impacto del abuso verbal en su estabilidad emocional y creencias. Durante sesiones semanales, los participantes fueron humillados deliberadamente. Uno de los casos más notorios fue el de Theodore Kaczynski, un prodigio matemático de 17 años, quien soportó más de 200 horas de maltrato psicológico a lo largo de varios años. Diversos análisis señalan que estas prácticas pudieron influir en su transformación en el Unabomber, responsable de atentados en Estados Unidos que dejaron tres muertos y 23 heridos. En el ámbito educativo, la participación de menores de edad en estudios psicológicos sin protección legal debe ser terminantemente prohibida y sancionada. Las universidades y otras instituciones tienen la responsabilidad no solo de evitar estas prácticas, sino también de denunciarlas y promover su erradicación. Sin embargo, en México, casos como los abusos perpetrados por la Universidad La Salle contra menores de la EST 8 siguen acurriendo y han ocurrido por muchos años bajo el encubrimiento y protección de funcionarios corruptos de la AEFCM. Estas prácticas no solo deben ser prohibidas, sino penalizadas y erradicadas de manera inmediata para evitar daños irreparables en los menores de edad.